Paseo por la Colonia de Torrelodones

Pascual Madoz, en su “Diccionario Geográfico-Estadístico de España” en 1849, dice sobre Torrelodones: “… la combaten todos los vientos, el clima es algo frio padeciéndose por lo común pulmonías y dolores de costado. Tiene 40 casas, la del ayuntamiento, escuela de primeras letras común a ambos sexos…, una fuente de buenas aguas de las cuales se utilizan los vecinos para sus usos y una iglesia parroquial aneja de Galapagar, servida por un teniente. El cementerio está en paraje que no ofende la salud pública… comprende en todo su círculo bastante monte de encina y varios prados con buenos pastos; le atraviesa el titulado río Guadarrama. El terreno es de mediana calidad. Los caminos dirigen a los pueblos limítrofes; el correo se recibe en la cabeza de partido. Produce trigo, cebada, centeno con algunas legumbres; mantiene ganado lanar y vacuno y cría caza de conejos y perdices. La población es de 36 vecinos, 174 almas”.

LLEGA EL TREN A TORRELODONES 1864

La línea llamada Madrid-Irún, o línea General del Norte. A pesar de su extensión y de la dificultad de algunos tramos, las obras solo duraron 4 años, iniciándose en 1860 y concluyéndose en 1864.

En 1861 finaliza el tramo entre Madrid y El Escorial (50,29 km), el túnel de Torrelodones, supuso la primera gran dificultad a la cual tuvieron que enfrentarse los ingenieros de la línea. Ingenieros franceses (por eso lo del Puente de los Franceses, Estación del Norte (Príncipe Pio, en terrenos de Palacio y el correspondiente pelotazo para Isabel II).

El 15 de agosto de 1864, el rey consorte Francisco de Asís, esposo de Isabel II, presidió el viaje inaugural de la línea que llevó a los viajeros de Madrid hasta San Sebastián. La llegada del ferrocarril a Torrelodones en 1864, además del beneficio que supuso para la movilidad de los ciudadanos y las mercancías, convirtió nuestro pueblo en destino de domingueros, veraneantes, excursionistas y cazadores capitalinos, y Torrelodones se puso de moda entre los madrileños durante las últimas décadas del siglo XIX y primeras del XX en parte, gracias a la promoción turístico-cultural que la empresa los “Caminos de Hierro del Norte” llevó a cabo en los pueblos en los que tenía apeadero. Desde simples itinerarios con horarios, precios y ofertas de viajes ida-vuelta para fines de semana, hasta breves guías con monumentos y personajes populares. Se destaca la tranquilidad, el entorno natural y su abundante caza.

1 PARADA/ESTACION DE CERCANIAS RENFE

La Colonia, surge alrededor del apeadero del tren en 1864.

Junto a la estación, el torero Frascuelo tenía su negocio llamado “Comestibles Finos y Vinos” 1.890, (muy criticado por sus compañeros de profesión, Lagartijo y Guerrita, por haberse “enterrado” en un pueblo como éste para hacerse tendero). Al torero le saludaban los pasajeros desde el tren con un ¡eh, negro!, por lo moreno que era y hasta la Infanta Isabel de Borbón, La “Chata”, que le gustaban mucho los toros y más los toreros, le hacía subir a su vagón (Uy, uy…) aprovechando la parada en el apeadero, camino de El Escorial o San Sebastián.

La revolución industrial influyó en el urbanismo y la arquitectura -el más emblemático ejemplo de este estilo es la Torre Eiffel- con el uso de nuevos materiales fruto del desarrollo tecnológico como el hierro, el cristal y el hormigón. Como ejemplo, tenemos el edifico del restaurante Capone frente a la estación del tren.

O como Villa Rosita, que en su planta combina muros de piedra con unas galerías de estructura metálica y columnas de fundición.
Además, persistía paralelamente una corriente de construcción de estilo historicista (caseríos vascos) o romántica que recuperaba formas del pasado (estilo Escorial).

LA COLONIA

El municipio experimentó una primera transformación a partir del último tercio del siglo XIX, con el desarrollo de un nuevo núcleo urbano (la Colonia), surgido alrededor de un apeadero de tren inaugurado en 1864.

Hasta el siglo XIX, los dueños y señores de Torrelodones eran la Casa Ducal del Infantado y los Condes del Real de Manzanares.

En la segunda mitad del siglo XIX se produce el gran cambio, en la titularidad de la propiedad del suelo, que tanto tiene que ver con el futuro desarrollo urbano del municipio y en concreto con el de la Colonia. Es el provocado por la desamortización de la Ley de Madoz de 1855, (el Gobierno necesita dinero para hacer frente a la deuda pública, sobre todo ocasionada por las guerras carlistas) que supondrá para los vecinos la venta de la práctica totalidad de sus
propios, aunque también la llegada al municipio de vecinos de nuevo cuño. En efecto, entre 1855 y 1924 y de acuerdo con los criterios establecidos en la ley (comunes, zonas improductivas), el Gobierno va enajenando los terrenos comunales de Torrelodones, que pasan de suponer el 56% de la superficie del término municipal a menos del 1%. A su vez, este hecho supone la aparición de un actor fundamental en la historia del municipio, los forasteros, en aquel entonces miembros de la nobleza y burguesía madrileñas, que son los que compran las tierras y también los que rápidamente las revenden.

Esta relación entre locales y forasteros va a protagonizar el desarrollo de la Colonia de diversas formas hasta nuestros días.. Tampoco el tren tiene los efectos positivos en principio esperables para el municipio, por lo menos hasta casi cuarenta años más tarde.

Lo que si influye llegada del FF.CC. es con la implantación en varios lugares del término municipal a principios del siglo XX de las colonias agrícolas, como Los Peñascales, explotaciones agropecuarias que sirvieron para dinamizar la maltrecha economía local. Curiosamente son actividades de este tipo y no de recreo, las que dan origen a lo que actualmente se conoce como la Colonia de Torrelodones:

El inicio de la Colonia, donde se mantienen todavía algunos de las villas de recreo de la burguesía madrileña que hicieron famosa a Torrelodones en los años 20 y 30, no escapa a este origen agrícola.

La “Colonia Agrícola La Victoria” era un conjunto de viviendas, cada una con su parcela, vaquerías, cuadras y cijas. Su propietario D. Manuel Pardo, en 1.903, constituye la Compañía General Española de Fabricación de productos alimenticios “La Victoria” y presenta un proyecto para la construcción, en un sitio próximo a la estación, de matadero, fábrica, almacén y secadero, aunque parece que nunca llegó a realizarse. A partir de 1.906 se producen la segregación y la venta de estos terrenos, iniciándose la inexorable transformación de “colonia agrícola” en “colonia de veraneantes”. El desarrollo de las colonias para veraneantes se debe a estas familias, que van construyendo viviendas en las grandes fincas existentes, primero para residencia propia y luego para alquilar. Torrelodones se pone de moda como lugar de vacaciones o para tomar aguas termales radiactivas (radón) y políticos y personajes de la realeza y políticos lo llegan a frecuentar. Los propietarios de la Colonia La Victoria forman una asociación en 1908 y su empuje es tal que llegan a proponer el traslado del edificio del Ayuntamiento a la Colonia. Este nuevo uso de segunda residencia quedará como un componente fundamental para el desarrollo de Torrelodones durante un siglo entero.

De esta época de primeros años de 1900, ya aparece en planos Villa Rosita como propiedad del industrial Félix Schlayer.

2 PARADA/ Alimentación GARCINUÑO

Ejemplo de plaza de pueblo y hoy ya cerrada, tienda típica de ultramarinos con mostrador de madera y olor característico (alpargatas, bacalao en salazón, etc.). Avd. Torrelodones 45.

3 PARADA/ La finca Monte de la Alegría

Iremos por la calle Dr. Huertas, (Bar La Pera, de toda la vida), nos encontramos con los típicos hotelitos de la Colonia, como El Matorral, a la derecha se puede ver cómo van encajonadas las vías del tren hasta el túnel, escavado en plena roca, pabellón de caza, casa de la época de Villa Rosita, de principios del siglo XX. Incautada por la UGT y el Ayuntamiento, el 9 de agosto de 1936.

4 PARADA/ Paseo de Andrés Vergara, Colonia Vergara

Entrada en la esquina de Ahorramas, se ven las dos columnas de piedra de acceso a la Colonia. El matrimonio Andrés Vergara y Rosario Manzaneque, considerados tradicionalmente como fundadores de la Colonia. Las 76 hectáreas de terreno que
adquirieron de Manuel Pardo, son los primeros terrenos en planificarse. En 1.928, Dña. Rosario Manzaneque, viuda de Vergara, tiene ya 24 viviendas de alquiler, además de haber vendido parcelas para la construcción de hoteles particulares. Este crecimiento urbano se produce sin las infraestructuras que hoy se consideran básicas (firmes, aceras, saneamiento, agua corriente), pero sí con más servicios de los que cuentan entonces muchos pueblos de España: casa cuartel de la Guardia Civil, Correos y Telégrafos, Farmacia, Iglesia, Teatro, que sería posteriormente transformado en Escuelas y parque.

5 PARADA/ La casa de La Solana

Construida en el siglo XIX, es la típica edificación destinada al descanso veraniego de sus propietarios, si bien posee un estilo arquitectónico muy particular y diferenciado de las construcciones serranas. Tras ser adquirido por el Ayuntamiento en 2011 fue rehabilitado totalmente y en la actualidad como centro de coworking.

Fue HOSPITAL DE SANGRE durante la Guerra Civil, probablemente durante la batalla de Brunete, el Dr. Bastos junto con el Dr. D. Josep Trueta i Raspall fueron los padres del método oclusivo de curas, base y fundamento de las actuales curas en ambiente húmedo. Gracias a este método llamado “Método Español” se consiguió evitar infinidad de amputaciones y muertes debidas a las septicemias producidas por heridas de guerra. Consistía en una limpieza exhaustiva de la herida y posterior exéresis de todo el tejido desvitalizado, aplicando después un apósito de escayola que se debía mantener sin cambiar el máximo tiempo posible, siempre y cuando el paciente no presentara complicaciones.

6 PARADA/ Prado Grande

El refugio Prado grande es uno de los lugares que utilizó la población de la Colonia durante la Guerra Civil para refugiarse de los bombardeos. Se sitúa en la base de una loma de unos 10 metros de altura. Se trata de un pasadizo con dos entradas y una pequeña zona de estancia en su interior, mayormente excavado en la roca. No se sabe con certeza si esta gruta existía con anterioridad, se realiza en 1938, y se obliga al pago de una cuota a todos los vecinos, para cubrir los jornales. Empezaron por las dos entradas, con tan mal tino que no llegó a unirse los dos túneles, falló el diseño y el maestro de obras.

7 PARADA/ BULEVAR

Bajamos por la calle más comercial y de servicios de JESUSA LARA, (propietaria de la finca del Monte de La Navata, que en 1944 .donó el pleno dominio las tierras y aguas de su finca necesarias para llevar a cabo las obras de abastecimiento de agua a la Colonia, sin por ello mediar pago o canon alguno). Antiguo CINE Bulevar, hoy un chino. Casa de Cultura, cuando Serapio Calvo era alcalde de Torrelodones entre los años 1979 y 1987. Heladería Los Alpes, (referencia para el verano). Villa Fabriciano, de Sáez de Oiza.1987.

8 FINAL PASEO/ VILLA ROSITA/ FELIX SCHLAYER

Nace en Alemania el 1873. Se establece en Madrid en 1895 (22 años). Casado con la cantante catalana Rosa Albagés.

Empresario y fabricante de maquinaria agrícola. Muere en 1950 y está enterrado en el cementerio civil de Madrid.

En 1936, al estar el embajador de Noruega de vacaciones, el es el encargado de asuntos y le nombran cónsul. En la embajada en el piso de la calle José Abascal 27, empieza a dar refugio a personas de ideología contraria al Gobierno de la República, hasta 700 en las 14 viviendas del edificio y el colindante. En julio de 1937, consigue trasladarlos a Alicante y en un barco francés, salen de España, y él y su mujer también.

En 1938, publica en Alemania “Un diplomático en el Madrid rojo”, traducido y editado en español en el 2005. Describe su participación en el interés de salvar a ciudadanos contrarios a la República. Visita cárceles y se preocupa por Ricardo de la Cierva (abogado de la legación de Noruega), que es fusilado.

Construyo y vivió en Villa Rosita, en Torrelodones. (Cartas al alcalde de 20 de septiembre y de 9 de octubre de 1936). Después de la guerra vuelve a vivir allí y construye Villa Constanza y Villa Clotilde.